Rabia, tristeza y dolor
Rabia, tristeza, dolor, y furia mucha
furia. Estos son los sentimientos que nos abruman ante la
serie de tiroteos masivos ocurridos esta semana con un total de 33 víctimas y numerosos heridos. En particular, la masacre de El Paso, Texas, fue un ataque
frontal contra los hispanos y como tal debe ser repudiado por
todos los sectores de la sociedad.
Rabia por los actos absurdos e
inexplicables cometidos por jóvenes enajenados por la retórica racista y el
supremacismo rampante que vierte el gobernante de esta nación y las redes
sociales que lo multiplican.
Tristeza por la pérdida de seres
inocentes sin sentido y sin razón. Pena por vidas segadas, por proyectos
truncados, por familias destrozadas.
Profunda congoja por la pérdida de la esperanza de comunidades enteras
que viven asediadas por el miedo de salir a un supermercado, de mandar sus
hijos a escuelas, de asistir a la iglesia, de pensar que este puede ser su
último día.
Furia, mucha furia por la respuesta del
Presidente y de sus aliados ante las masacres.
Su cinismo es imponderable. La
incapacidad de reconocer su responsabilidad ante la evidencia de un manifiesto
que hacía eco a su retórica racista y deshumanizadora en contra de los hispanos,
es inexcusable.
Incredulidad ante la falta de acción de los congresistas para pasar una legislación
sensible sobre el uso de armas. Algo tan sencillo que solo
requiere el respaldo de una mayoría en el Senado, es totalmente inalcanzable
por las políticas de sometimiento al NRA, y por la indolencia de los
políticos republicanos.
Consternación porque como sucede en todos los casos de masacres en EEUU, los sentimientos de repudio, las denuncias y las promesas quedarán dormidas bajo un manto de silencio. Los políticos pasarán un velo sobre los clamores ciudadanos y esperaran hasta el próximo tiroteo para volver a levantar el mismo escenario, a recitar los mismos "pensamientos y rezos" y a entonar el mismo coro de la tragedia que es en lo que se ha convertido el espectáculo macabro de este país.
Consternación porque como sucede en todos los casos de masacres en EEUU, los sentimientos de repudio, las denuncias y las promesas quedarán dormidas bajo un manto de silencio. Los políticos pasarán un velo sobre los clamores ciudadanos y esperaran hasta el próximo tiroteo para volver a levantar el mismo escenario, a recitar los mismos "pensamientos y rezos" y a entonar el mismo coro de la tragedia que es en lo que se ha convertido el espectáculo macabro de este país.
Dolor y duelo es lo que nos embarga a los
latinos ante el persistente ataque a nuestra comunidad. Las manifestaciones de dolor que hemos visto esta
semana por parte de la gente de El Paso, cobijan a todos los que hacemos parte de este conglomerado. Los hispanos somos gente trabajadora, solidaria, compasiva que
sentimos orgullo de nuestra procedencia y expresamos dignidad ante la
adversidad. Hoy más que nunca debemos unirnos y mantener la frente en alto frente
a los desafíos que confrontamos y demostrar la resilencia que portamos como
parte de nuestra herencia cultural.
Estoy muy de acuerdo con tus comentarios acerca de esta masacre y presecuciones que se vienen cometiendo contra los hispanos.El racismo se ha venido aumentando cada dia mas por el cinismo y los comentarios irresponsables de un presidente que ha incitado a la violencia de una forma irresponsable y miserable.Duele mucho que nuestra gente muera de esta forma, como afirmas tu debemos unirnos y hacerle frente, no debemos de callar debemos unirnos.
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