Hispanos: los más vulnerables en tiempos de crisis

Por Elvira Sánchez-Blake




 
El colapso de la economía de los EEUU ha visibilizado las vulnerabilidades de los que se encuentran más abajo en la escala social, los hispanos. Paradójicamente, son ellos los que proveen los recursos básicos a la población: la comida, la construcción  y los servicios de salud.  No obstante,  son los primeros en ser despedidos en industrias y empresas que se han visto obligados a reducir operaciones ante la crisis del Coronavirus.

La cifra de desempleo  en Estados Unidos alcanzó los seis millones al final de marzo. Según una encuesta del Pew Research Center, un 49 por ciento de esa cifra corresponde a hispanos, comparado con un 33 por ciento de americanos  adultos.  Gran número de desempleados se encuentran en las áreas de construcción, hotelería, restaurantes y servicios. Otros hispanos que laboran en agricultura o en el sector de la salud, aunque mantienen sus empleos, se ven expuestos a grandes riesgos, pues son los que interactúan con el público y con los enfermos.

El mayor problema recae sobre los inmigrantes que no poseen la adecuada documentación. Ellos no cuentan con garantías laborales, ni pueden acceder al seguro de desempleo y menos a beneficios gubernamentales. Es decir, se quedan en cero. Más grave aún, no tienen derecho de enfermarse porque carecen de seguros de salud y son los últimos en ser atendidos en casos de gravedad.

Raúl es un inmigrante mexicano que perdió su trabajo hace tres semanas en un restaurante donde laboraba hace 15 años como mesero. Según Raúl, el problema más grave es que la crisis económica se extiende a los países adonde los inmigrantes mandan remesas. Al quedarse sin recursos aquí, se quedan sin recursos allá. Sus hijos que residen en México, dependen de la remesa que manda cada mes para el sustento básico.  La mayoría de desempleados se han visto abocados a depender de amigos y de organizaciones caritativas como iglesias que ofrecen comida gratis. Raúl afirma que existe mucho miedo de acudir a estos comedores, no solo por el riesgo de contagio del virus, sino por temor a ser detenidos por la Migra.  Aun bajo estas condiciones, los del ICE están ocupados en deportar a quienes no poseen la debida documentación.

La situación también se extiende  a los hispanos documentados, ciudadanos y residentes. Muchos de ellos, a pesar de tener sus papeles en orden, son los que reciben menor atención en la cadena de suministros de beneficios de desempleo y garantías sociales. A esto se suma que en febrero pasado se implementó una regulación que hace más difícil obtener beneficios tales como Medicaid a los inmigrantes de bajo ingreso, incluso a los que entraron al país legalmente.

Esta medida se ha evidenciado en el reto que significa acceder al seguro de desempleo.  En el caso de Florida es más grave aun, porque el sistema ha colapsado y una gran mayoría de desempleados se han visto imposibilitados de acceder a ningún tipo de garantía de subsistencia.

De acuerdo con un reporte del Censo de New American Economy del 2018, publicado por el Washington Post, los 7 millones de inmigrantes sin autorización para trabajar en Estados Unidos, componen el 4 por ciento de la fuerza laboral del país. El 12 por ciento trabajan en construcción, 10 por ciento en hoteles, 8 por ciento en negocios de restaurante y servicios alimenticios. Como se aprecia, estos son los sectores más afectados por la crisis de la pandemia. El análisis muestra también que el 14 por ciento de los trabajadores agrícolas son indocumentados y 7 por ciento son empleados de salud. Estas dos industrias son críticas para la economía y el bienestar del país, especialmente durante la crisis del Coronavirus.

Según el Washington Post, algunos estados como Nueva York y California están presionando a las autoridades locales para suministrar un alivio económico sin importar el estatus de inmigración.  Al mismo tiempo, algunas organizaciones han empezado a recolectar recursos para ayudar a esta población en riesgo. Se trata de iglesias y organizaciones que protegen a los inmigrantes. Sin embargo, se encuentran en la mira del gobierno y no poseen las garantías para continuar con su trabajo de asistencia.

Es indispensable que un estado como Florida, con una población hispana de gran proporción, considere medidas de ayuda y beneficio para los trabajadores documentados e indocumentados en riesgo de quedar cesantes durante la pandemia. Esto no solo afecta a los hispanos -es verdad- pero lo cierto es que el sistema está más dispuesto a atender las necesidades de la población americana que cuenta con todas las garantías.

El riesgo a largo plazo, dice Rubén, es el hambre y el miedo.  Si el gobierno no atiende las necesidades de la población, en algún momento se puede generar una explosión social. El seguro de desempleo debería cubrir a todos por igual, sin distingos de raza, credos ni de estatus migratorios.


Fuentes


Krogstad, J. M., Gonzalez Barrera, A. y Bustamante L.N.  “US Latinos, among the hardest hit by pay cut losses due to coronavirus”. Fact Tank.  3 de abril, 2020.

Jan Tracy, Undocumented Workers Among Those Hit First—And Worst by Shutdown”. Washington Post,  6 de abril, 2020.


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